Mibelis Acevedo - CIUDAD


Murmullos, cantos, silencios fragorosos
Báculos de piel 
Repentinas roturas.
Nada amordaza a esta comarca.
Las puertas se abren
En chasquido batiente 
Se cierran.
El alma que deambula sin ropa en los malecones
A merced de los dedos díscolos de los indigentes.

Ciudad apenas amansada 

por lluvias de meteoritos 
Por dolores
Por rubios latigazos
Por besos
Por la molicie testaruda de los amantes 
o la miseria de quienes jamás la cruzaron.
Un fecundo estropicio
con toda su fatiga
su verde bamboleo
Sus entrañas expuestas
Toda hambre y arrepentimiento.

Ciudad

una pupila abierta, siempre abierta
Nervio sobre nervio edificada.
Tan imperfecta y hermosa, 
humana, como su sed, sus derrotas
madriguera de ángeles para maitines, 
justo cuando sus diques se desgajan.